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sábado, 20 de agosto de 2011

..no hubo luz blanca...

Demasiado silencio, demasiada calma, demasiado perfecto... La brisa olía a libertad, y los pies desnudos sentían el tacto frío de la hierba mojada. El cabello jugaba al escondite con el viento.
Corrí, tan rápido como mis piernas me dejaban, busqué la perturbación entre la calma pero no la encontré, en ese momento sentí que algo había cambiado ya no existía el dolor, tampoco los lamentos, mire hacia atrás y ya no estaban ellos... Los había dejado para siempre...





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